Los líderes religiosos abusivos

REDESCUBRIENDO

Por: José Miguel Cuevas Delgadillo

México es uno de los países más católicos del mundo. Las cinco visitas del papa Juan Pablo II y las últimas canonizaciones de santos locales así lo atestiguan. A la par, coexisten otros grupos religiosos que con el paso del tiempo se afianza más entre los mexicanos. La mayoría de ellos importados de otros países. Por lo anterior, nuestra nación es extremadamente religiosa. Cuando la religión se vuelve parte fundamental en la vida de las personas, necesitamos; más que nunca, una evaluación crítica sobre las creencias que conforman la teología de las diferentes agrupaciones religiosas. En este sentido, el escritor estadounidense Harold Bloom en su libro: La religión en los Estados Unidos afirma con gran precisión:

“Una nación obsesionada por la religión necesita desesperadamente una crítica religiosa, ya sea que esté o no preparada para recibir un comentario de cualquier tipo sobre un tema tan problemático y personal como la relación del individuo con las convicciones del grupo: un país que se considere cristiano difícilmente podrá ver con buenos ojos a alguien que llegue con las malas noticias de que sus creencias no son, en absoluto, lo que aparentan ser”. 

     Para la mayoría de las personas creyentes afirmaciones como la anterior suenan a intolerancia. Sin embargo, conforme salen a luz pública los diferentes abusos por parte de líderes religiosos, organizaciones totalitarias y la extravagancia de grupos religiosos –como La Nueva Jerusalén en el estado de Michoacán o La Luz del Mundo en Jalisco– nos queda más claro la importancia de aplicar una evaluación seria y precisa para identificar anomalías teológicas y abusos psicológicas que dañan la integridad de los adeptos. Existen algunas organizaciones religiosas en nuestro país que no están exentas de prácticas que afectan la integridad de sus miembros, limitando, al mismo tiempo, sus derechos fundamentales como personas. En este sentido, los daños pueden ser desde una presión grupal hasta un trastorno psiquiátrico severo; las limitaciones, por su parte, van desde la prohibición de convivir con personas ajenas a la agrupación, hasta el imperativo de no interactuar con el mundo que les rodea: no informarse leyendo el periódico o prohibir observar la televisión, por ejemplo. Basta citar algunos ejemplos de agrupaciones cuyas creencias afectan la capacidad de relación con personas diferentes, el estímulo emocional afectivo y el sentido de solidaridad por gente que está a punto de morir.

2. Estadísticas en México.

El Dr. Jorge Erdely menciona uno de los pocos estudios de campo realizado en parroquias rurales mexicanas, elaborado por la antropóloga Patricia Escalante, investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, quien refiere que son altos los casos de abuso sexual por parte de sacerdotes, por lo regular, son jovencitas las más afectadas.

     El autor cita cifras dadas por la misma Iglesia Católica. En 1990 el arzobispo de la Diócesis de Oaxaca Bartolomé Carrasco, denunció ante el Vaticano que 75 por ciento de los sacerdotes bajo su jurisdicción no cumplían el dogma del celibato. Menciona que el DIAR, organismo no gubernamental que defiende los derechos humanos de los feligreses afectados por delitos pastorales en nuestro país, publicó en el año 2002 los resultados de un estudio de 280 denuncias contra ministros y líderes de diferentes denominaciones y religiones. En su estudio, el organismo reportó que el 35 por ciento estaba constituido por agresiones sexuales; 50 por ciento por fraudes y casos de explotación económica; mientras que el 15 por ciento se clasificaba como violaciones diversas a los derechos humanos. Del presente estudio se desprende que los niños y las mujeres son el blanco más común de éstos abusos

3. Detectando a los ministros abusivos.

Para detectar a un líder religioso delictivo, Erdely nos sugiere observar con atención las siguientes características:

  1. Son inusualmente autoritarios y ejercen un fuerte control sobre sus rebaños para obtener provecho personal. Manipulan las creencias y la confianza debido a que son vistos como autoridades espirituales.
  1. Tienen motivaciones de satisfacción personal.

Los métodos más usuales de manipulación son:

  1. Presión grupal.
  2. Coerción moral.
  3. Manipulación emocional.

     Asimismo, estos métodos son reforzados con la enseñanza de doctrinas autoritarias. Aquellas Iglesias donde hacen énfasis desmedido en la obediencia incondicional y acrítica a las autoridades. La enseñanza se centra, pues, en argumentar teológicamente que el pastor o sacerdote es incuestionable en cuanto a su conducta personal. Lo anterior se basa en la creencia errónea y supersticiosa de parte de los feligreses, reforzado, claro; por sus líderes, que los ministros son personas especiales, ungidos, llenos del Espíritu Santo y que dichos dotes los hace inmunes de cualquier error moral y les dan una connotación de perfección ética.

4. Los 8 Criterio de Lifton.

La documentación respecto a los diferentes abusos y manipulación religiosa en los últimos años se ha incrementado, testimonios de personas que por años estuvieron en agrupaciones sectarias, hasta los criterios de especialistas en la salud mental. En este sentido, el psiquiatra Robert Jay Lifton, estudioso de las consecuencias psicológicas causadas por la guerra y los campos de concentración, definió en su obra: “La reforma del pensamiento y la psicología del totalitarismo” 8 criterios para caracterizar el «lavado de cerebro» a partir de las técnicas utilizadas por el régimen de Mao Tse Tung para convertir a los presos políticos a la ideología comunista. A continuación detallamos los 8 criterios del especialista:

1. Control de la comunicación. El grupo decide con quiénes se comunican y relacionan los adeptos, y limita sus fuentes de información.

2. Misticismo artificial. Velas, incienso, rezos o mantras, música y otros elementos son usados para crear un ambiente «especial».

3. Vocabulario propio. Fomenta la sensación de pertenencia.

4. Primacía de la doctrina sobre la persona. Los preceptos dictados son más importantes que la experiencia de cada individuo en su comprensión de la secta.

5. Infalibilidad del dogma. La palabra de los líderes es sagrada, pues provienen de la divinidad.

6. Confesiones públicas. Establecen lazos de complicidad entre los miembros de la secta.

7. Demandas inalcanzables de pureza. Provocan en los adeptos vergüenza y culpa constantes, que los vuelven más susceptibles de ser mani­pulados

8. Poder sobre la vida. La secta decide quién tiene derecho a vivir y quién no y aun quién se salvará o no en el más allá, según su adheren­cia a las normas del grupo.

    Actualmente muchos médicos, psicólogos clínicos y sociólogos, toman los criterios de Lifton como referencia para determinar si algún grupo, religioso o no, se vale de medidas coercitivas para manipular la conducta de sus partidarios a través de una técnica gradual de «reforma de pensamiento»: —El manejo de estas técnicas de coerción psicológica establece el criterio clave para llamar «secta» a una agrupación—. Hasta la próxima. Facebook Miguel Cuevas.