El saqueo del poderoso al débil, esa es la política de Occidente

Por Ricardo Esquivel Castañeda

El mundo está pasando por momentos difíciles, como la guerra que se está librando entre Ucrania y Rusia y las provocaciones que está cometiendo Estados Unidos contra China al alentar el independentismo de Taiwán.
Y ya hemos escuchado hablar demasiadas veces a los líderes occidentales, a los del “mundo civilizado”, respecto a los anteriores temas y de otros más que a ellos solo les preocupa “la democracia, los derechos humanos de los pueblos y el desarrollo de los países”.

Los países poderosos no se cansan de tratar de convencer al mundo que la vía recomendada por ellos para todos los pueblos es el sistema capitalista, que hay que aceptarla, aunque esta recomendación pida el sometimiento de los segundos a los primeros. De ahí que quien no acepte el vasallaje es visto como enemigo al que rápidamente hay que liquidarlo porque se opone al orden mundial establecido.

Está claro que todo lo que dicen no es cierto, lo dicen porque no encuentran otra manera para tratar de justificar la explotación a la que quieren someter a los países pobres.

Veamos dos casos que demuestran que en realidad el mundo capitalista encabezado por los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia y otros más, no buscan la cooperación con los pueblos sino su rendición total, y de no obtenerse esta, salen a relucir las amenazas, las agresiones, el robo y hasta la invasión.

Como se recordará, desde hace algunos años los americanos tratando de someter a Siria apoyaron a líderes opositores al gobierno, fomentaron una revolución de colores para aparentar un auténtico movimiento popular que buscaba libertad y democracia, el resultado fue una guerra que provocó muerte y destrucción del pueblo sirio. En realidad EE.
UU buscaban destruir ese país y apoderarse de sus recursos naturales, como no pudo, implantó una base militar con soldados americanos en suelo sirio.
De la democracia y los derechos humanos que supuestamente buscaban, quedó el robo, como se puede apreciar en la siguiente nota, “Las tropas «ocupantes» de EE.UU. están «robando» los recursos naturales de Siria, sacando del país árabe decenas de camiones cisterna cargados con petróleo”, informa la agencia SANA.

Los «robos» se han intensificado en los últimos días, y sólo la mañana de este domingo un convoy de 137 camiones sacó el hidrocarburo de los campos petroleros de la región de Jazira, en el noreste del país, hacia las bases militares estadounidenses en Irak.” actualidad.rt.com del 21 de agosto del 2022.

Me llamó mucho la atención, por la acción tan descarada, tan cínica de quienes cometen el robo, porque revela la verdadera actitud que asumen los países poderosos del mundo occidental hacia los países débiles, y que, aunque se bombardee al mundo con consignas de que Occidente solo busca la libertad y cooperación de los pueblos, los hechos dicen otra cosa.

El segundo caso es el de Venezuela, país que ha optado por seguir otro camino diferente al que dicta el imperialismo mundial, y los resultados de esta política independiente son de todos conocidos, desconocimiento del gobierno legítimo de Nicolás Maduro, bloqueo comercial, amenazas, y hasta la misma muerte del comandante Hugo Chávez se explica por esta política adoptada.

Como se recordará, el gobierno venezolano urgido de comprar medicinas para atacar el Covid-19 quiso echar mano de su oro resguardado en el Banco de Inglaterra, al intentarlo chocó con la negativa del Reino Unido de entregarle las 31 toneladas de oro equivalentes a mil millones de dólares, arguyendo que para ellos el gobierno legítimo de Venezuela no es Nicolás Maduro sino Juan Guaidó, el títere de los americanos.

Como se puede ver, Venezuela también está pagando las consecuencias de no seguir la política dictada del imperialismo, eso explica la negativa de Reino Unido para devolver el oro venezolano.

De los casos citados aquí se puede concluir que los países pobres no pueden confiarse a lo que dicen representar los países poderosos, los hechos hablan por sí mismos, los actos de rapiña no pueden ser confundidos con actos de cooperación.